América Latina va a completar el mes de octubre con una alta incidencia de la pandemia todavía, aunque en la mayoría de los países con el número de contagios en disminución. La región con más casos, más de 10 millones, es América Latina y el Caribe, seguida de América del Norte (Estados Unidos y Canadá) con 8,6 millones, el sur y este de Asia con 8,5 millones, y Europa con ocho millones, según cómputos de la OMS.
La región superó a mediados de este mes la barrera de los 10 millones de casos de coronavirus y sigue siendo la zona del planeta más afectada. Ha sumado un nuevo millón de afectados de forma un poco más acelerada (en solo 14 días en vez de los 15 días como ocurriera en septiembre) pero, en líneas generales, la progresión es similar.
En ese contexto la preocupación se encuentra en que la región está empezando a culminar desescaladas e inicios de apertura con la transmisión aún elevada lo cual hace prever una próxima segunda oleada tal y como está ocurriendo en la UE.
En el terreno económico todo apunta a una salida de la crisis más larga de lo previsto inicialmente. Ya no en forma de “V” sino en forma de “v” de Nike, es decir una fuerte caída -quizá menor de lo previsto- y una recuperación lenta y larga que se prolongaría hasta 2023.
Toda esta coyuntura está teniendo efectos sociales. El balance presentado por la Cepal sugiere que el continente va camino de perder en solo un ejercicio “un decenio en términos económicos, y casi un decenio y medio en términos sociales”. El PIB per cápita, caerá aún más: hasta el 9,9%.
En el terreno político, la región se encamina hacia un largo periodo marcado por una alta polarización política, una elevada incertidumbre y un persistente malestar social derivado del empeoramiento económico.