La ministra de Exteriores propone la forja de una agenda común de transformación económica y social para dejar atrás la recesión causada por la pandemia
“La Comunidad Iberoamericana debe caminar unida hacia la recuperación económica, no para recobrar lo anterior, sino para emerger transformada. Y, para impulsar esta salida común de la grave crisis provocada por el COVID-19, la cumbre de Andorra de 2021 va ser clave: deberíamos hacer de esta cita el gran momento para un impulso conjunto con el que dejar atrás la crisis, con un esfuerzo público y privado”. Así lo ha destacado la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación Arancha González Laya, en un encuentro digital organizado en la noche de ayer por el Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (CEAPI) para analizar las líneas de trabajo del Ministerio frente a la pandemia.
“España y Portugal tienen la obligación de que Europa haga suya la agenda iberoamericana” y la Comunidad Iberoamericana debe trabajar unida ante el enorme desafío que entraña una crisis que es “sistémica”, ha enfatizado la ministra en un encuentro presentado por la presidenta del Grupo Red Eléctrica, Beatriz Corredor, moderado por el presidente de Vocento, Ignacio Ybarra, y en el que han participado la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grysnpan y la presidenta de CEAPI, Núria Vilanova.
“Iberoamérica debe buscar un paraguas de inversión colectiva, un fondo de recuperación y financiación como el diseñado en Europa; una agenda común para la descarbonización de las economías y el control del cambio climático y dar impulso a una digitalización que ayude los países a conectar al sector informal, propulsar la educación, que es aún asignatura pendiente, mejorar la eficiencia de las administraciones públicas y fomentar una cohesión territorial, entendida también en términos empresariales, integrando el crecimiento de las pymes”, que constituyen la mayor parte del tejido productivo iberoamericano, ha señalado ante un amplio grupo de empresarios, socios de CEAPI y diplomáticos.
“Hay que aprovechar las oportunidades de los acuerdos de la UE con Mercosur, México y Chile” y pugnar por una mayor igualdad, no solo por equidad, sino porque la igualdad retributiva, salarial y tecnológica nos hace más competitivos a todos”, ha resaltado la ministra, para la que a todos los países de la Comunidad Iberoamérica compete dar respuesta a los problemas de económicos, sociales y sanitarios y “ese debe de ser el punto de encuentro de todos, independientemente del signo de sus gobiernos”. “Y en el inmediato, mientras se gestiona la crisis, hay que pensar ya en construir de forma diferente a medio y largo plazo”.
La titular de Exteriores ha indicado que la pandemia ha acelerado tres inquietantes “d”. En primer lugar la d de desorientación e incapacidad de tomar decisiones a tiempo en Europa y Latam y, en segundo, la d de una desigualdad que mina la democracias y se produce tanto entre países como dentro de ellos, entre hombres y mujeres y en los planos territorial y generacional. Y también ha precipitado la d de ‘desincronización’ en un mundo en el que la aceleración de los cambios tecnológicos lleva a avanzar a ritmos distintos, dejando atrás a muchos ciudadanos. “La pandemia que ha acelerado estas tres d es el tercer choque que sufre el mundo en casi 30 años, tras los causados por los atentados del 11-S y la crisis financiera de 2008”, ha recordado la ministra, para añadir que se trata de “tres grandes rupturas a las que se añaden la crisis climática y la migratoria” y que tienen como hilo conductor ser crisis de efectos sistémicos que expresan ausencia de gobernanza efectiva.
Una cooperación al desarrollo más ágil
González Laya ha enfatizado que la pandemia obliga a pensar en lo más urgente, lo sanitario, pero sin descuidar la economía y el empleo y ha destacado que los gobiernos han acometido un gran esfuerzo, pero con la lección aprendida de los errores cometidos en la crisis de 2008. “Aprendimos que en esta situación no tiene sentido la austeridad y el ahorro, sino el aumento del gasto para mantener con vida empresas, empleos y sistema sanitario, y esta es la receta que hemos seguido y que recomiendan BCE, FMI y el BM, en un consenso muy diferente al de la crisis de 2008”, ha indicado, para señalar que el impacto del COVID abre enormes desafíos, como un endeudamiento masivo de los países; la fragmentación de la economía mundial, “con una polarización entre EEUU y China que crea el riesgo de que Europa se convierta en mero terreno de juego de ese enfrentamiento, y una digitalización que avanza mucho más rápido que su uso y regulación.
La ministra ha aprovechado su intervención para subrayar que España va a mantener la cooperación al desarrollo, tanto desde los ángulos de transferencias, préstamos y acciones con un sector privado que a través de la RSE y de su actividad está cooperando a la acción al desarrollo, y ha anunciado una reforma el sistema de cooperación internacional español para hacerlo “más ágil”.
Por su parte, la presidenta de CEAPI, Núria Vilanova, tras remarcar que la organización que encabeza tiene como meta “ayudar a construir más y mejor Latinoamérica haciendo empresa”, ha señalado que “España es cada vez más importante para las compañías latinoamericanas”.