El centro de atención en Latinoamérica se sitúa, en este mes de febrero, más que en las pugnas geopolíticas mundiales, en el reinicio del intenso periodo electoral que va a vivir la región entre 2022 y 2024 (en febrero hay elecciones en Costa Rica), en la debilidad de la economía latinoamericana y los problemas sociales y de gobernabilidad que provoca y en una pandemia que, como en el resto del mundo, experimenta la expansión, ahora más controlada que en enero, de la variante ómicron.
A-. Momento político-electoral
La coyuntura político-electoral viene marcada por las elecciones en Costa Rica este 4 de febrero. Unos comicios que arrojan muchas pistas sobre el momento electoral que vive el país centroamericano y que también dan luz sobre fenómenos más generales que alcanzan a toda la región. Así pues, Costa Rica se alza como una fotografía donde se perciben muchas de las tendencias regionales que se han visto en Latinoamérica en el último trienio y que se van a seguir viendo también en las próximas citas ante las urnas en Colombia y Brasil en 2022 y en otros países a partir de 2023. Esas tendencias que se reproducen a escala latinoamericana son:
- La alta polarización izquierda-derecha o en torno a una o dos figuras (ocurre en Brasil con Lula o Bolsonaro y en Colombia en torno a Petro).
- La elevada fragmentación de opciones (los 25 candidatos costarricenses a presidente).
- La crisis de representación que provoca que no aparezcan opciones capaces de encauzar al grueso de la ciudadanía sino una pléyade de microfuerzas que apenas superan el 15% del respaldo.
- El voto de castigo a los oficialismos.
- Y como resultado final de la fragmentación, la división y la polarización surgen los problemas de gobernabilidad como se están produciendo en el Perú de Pedro Castillo.
B-. Coyuntura económica
Febrero arranca con la constatación de que la región va a atravesar por un año 2022 complejo -de muy bajo crecimiento- y con dos buenas noticias: Venezuela sale de la crisis economía y la hiperinflación que arrastraba desde hace más de un lustro mientras que Argentina, gracias a su acuerdo con el FMI, gana un gran margen de maniobra para acometer, eso sí, profundas reformas para estabilizar su economía.
C-. Coyuntura social
El periodo de endeble expansión post bonanza económica (2014-2019), la crisis de la pandemia (2020-2021) y la debilidad económica actual han desembocado en un empeoramiento del panorama social: la pobreza extrema en América Latina se incrementó de 13,1% en 2020 a 13,8% en 2021, es decir, en 86 millones de personas tras la pandemia, lo que implica un retroceso de 27 años, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).