La crisis energética es un común denominador en algunos países de América Latina, debido, por un lado, a la sequía generada por el fenómeno de El Niño, como es el caso en Costa Rica, Ecuador y Colombia, pero también, por carencias operacionales que están generando problemas de abastecimiento, como en México.
La actual sequía tiene dos efectos: dificulta el acceso de la población al agua a causa de las restricciones y cortes de suministro y golpea a la productividad de las empresas en aquellos países que han basado su matriz energética en la energía hidroeléctrica. Además, la falta de recursos hídricos envía un mensaje de vulnerabilidad y puede alejar la llegada de inversiones vinculadas al nearshoring que requieren de abundantes recursos hídricos.
El problema es doble: la sequía reduce la cantidad de agua para producir energía justo cuando cada vez existe mayor demanda de energía. El sector de la electricidad en América Latina experimentará un incremento sustancial en las próximas dos décadas: debido a la existencia de una mayor demanda, la necesidad de modernizar las infraestructuras y por la apuesta por nuevas fuentes de energía, la eólica y la solar.
Hasta 2040, la demanda crecerá a un ritmo medio de entre el 2,7% y el 3,6% anual y serán necesarios entre 2.800 y 3.500 Twh (Teravatios/hora), cifra que prácticamente duplica la actual, según los datos del informe The Energy Path of Latin America and the Caribbean.
América Latina y el Caribe está a la cabeza en producción de energías renovables: en 2023, la región generó a partir de ellas el 62% de su electricidad, más del doble que el promedio mundial, que apenas alcanza el 30%, según el quinto informe Global Electricity Review.
Sin embargo, se percibe una gran dependencia de las hidroeléctricas que generan el 43% frente a solo un 8% a eólicas y un 6% a energía solar, un 3% más de lo que había en 2015.
Estos datos muestran que la clave para la región pasa por diversificar en fuentes de energía, invertir en infraestructuras, potenciar la interconexión regional y llevar a cabo campañas de educación y concienciación.