REDUCCIÓN DE CONTAGIOS, CRISIS ECONÓMICO-SOCIAL E INCERTIDUMBRE POLÍTICA
América Latina entra en el mes de octubre con más señales positivas que hace un mes tanto en el ámbito económico como en el de la lucha contra la pandemia.
Desde el punto de vista sanitario, la expansión del Covid19 -fenómeno que está marcando la agenda regional y mundial y condicionando la marcha de la economía-, en líneas generales, se ha ralentizado.
Las cifras económicas, si bien muestran la hondura de la recesión, avizoran una mejoría en 2021 y una menor caída incluso ya en este año. El último informe aparecido sobre la coyuntura económica, el de la OCDE, calcula que el PIB regional se contraerá más de un 9% en 2020. Sin embargo, todas esas señales positivas hay que enmarcarlas dentro de un contexto social complejo y una coyuntura política marcada por la polarización y la incertidumbre. Los dos retos más importantes que la región va a afrontar una vez que se supere la pandemia son:
-. en primer lugar, acometer la reconstrucción de la economía a la vez que se introducen las reformas estructurales necesarias para llevar a cabo la modernización de la matriz productiva
-. y, en segundo lugar, atender las demandas sociales (aumento de la pobreza, el desempleo, la desigualdad…) que dejará como legado la actual crisis.
En el terreno social, América Latina es la región más golpeada tanto por el aumento del desempleo, así como el incremento de la pobreza y la desigualdad. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que la pérdida puestos de trabajo en el segundo trimestre ha escalado hasta los 80 millones de trabajos.
En el terreno político, América Latina entra en el último cuarto del año 2020 (octubre-diciembre) con un cargado panorama electoral por delante en el que la polarización y la ausencia, en líneas generales, de una agenda-país consensuada entre las principales fuerzas sociales y políticas van a marcar ese intenso final de año. En esa recta final de 2020 no solo va a haber un intenso calendario electoral, sino que en la mayoría de los casos la disputa va a ser muy polarizada (Bolivia), con ausencia de consensos sobre el marco institucional a diseñar (el plebiscito sobre la reforma constitucional en Chile del 26 de octubre) y con panoramas político-partidistas altamente fragmentados (locales en Brasil en noviembre), todo un cóctel que no contribuye en nada a garantizar la gobernabilidad.